La hora de la muerte


Opinión, La Razón Enero 14/2011

No es que la ex candidata a la vicepresidencia de los Estados Unidos Sarah Palin esté trastornada al colocar una publicidad en la que se dispone a varios políticos demócratas como blanco de un rifle. No, ella sólo es una persona con bajo coeficiente intelectual. Pero ya está visto que para gobernar Estados Unidos no se necesita ser especialmente inteligente: lo comprobó ampliamente el ex presidente George W. Bush.

¿Hasta qué punto la política a favor de las armas y de disparar al rival practicada por los miembros del partido ultraderechista Tea Party (que forma parte de los republicanos) influyó en el francotirador que en Tucson, Arizona, el sábado asesinó a seis personas (entre ellas una pequeña niña), e hirió a otras 14, una de las cuales es una diputada demócrata?

Sí, puede que el francotirador sea una persona mentalmente perturbada. Pero es cierto también que la facilidad de conseguir armas en el país más desarrollado del mundo, sumada al discurso belicista de la derecha, aumentan las posibilidades de que este tipo de hechos se produzcan.

Y es que me cuesta ponerme en el lugar de alguien que piense que la atención médica universal sea un acto de tiranía como proclama el Tea Party. Cuesta también ponerse en el lugar de quienes proclaman, como Palin que hay que armarse y prepararse. ¿Para qué?, ¿para disparar contra los que piensan diferente?

Jared Loughner lo creyó, pensó que había que eliminar físicamente a los que no pensaban como él y sobrevino la tragedia. Dicen los reportes que los padres del joven todavía lloran preguntándose ¿por qué? ¿Por qué un joven que parecía normal se convirtió en un animal asesino que disparó a diestra y siniestra contra un montón de personas que no le hicieron ningún daño?
Arreglar las cosas a balazos no conduce al buen camino. Pero, en un lugar, como lo ha demostrado el muy norteamericano Michael Moore, donde te regalan armas si compras productos, ése parece ser el camino elegido por muchos.

Estados Unidos se desangra porque es constitucional poseer armas. Pero, claro, cuando se puso eso en la Constitución había que luchar contra los ingleses y contra los osos; además, claro está, masacrar a los indios. Hoy ya no hay nada de eso, por tanto, resulta absurdo seguir permitiendo que cualquiera pueda tener un arma para matar a su contendiente. Si no se le pone cura a este mal, seguiremos registrando noticias como la del sábado pasado.

Jaime Iturri Salmón
es periodista.

  1. No trackbacks yet.

Deja un comentario